En Rio se superponen dos ciudades claramente opuestas: la irracional y la racional, la organizada y la caotica, la de la carta postal y la ‘real’: lo que puede ser el cielo y lo que se parece al infierno. Es como si dentro de un mismo cuerpo convivieran personas distintas. Un caso de esquizofrenia unico, comparable con el de Dr Jekyll y Mr Hyde, dos extranos y opuestos personajes que convivian dentro de una misma persona y que se revelaban sin nunca encontrarse, de la misma manera que Rio separa a sus dos componentes, de forma que no se mezclen.
Por un lado esta la ciudad racional, que es lo que queda del Rio ‘glamoroso’ de los anos 30 y 40. Del Copacabana Palace, el hotel que le dio fama mundial a la playa mas grande de esta ciudad. En esta parte, el estado esta –mas o menos- presente, las calles tienen un nombre y un sentido. Es la playa, son las palmeras, son los colores, las mujeres, la naturaleza delicadamente mezclada con la urbe que hacen que esta ciudad se haya convertido en un mito a nivel mundial.
Por oposicion a la ciudad conocida mundialmente, existe la ciudad irracional, cuyo espacio es el morro y la periferia. Se trata de la ciudad que crecio mal, la hija no deseada de esta sociedad, la que fue obligada a retirarse ante el avance de la ‘civilizacion’. El orden es otro, la desorganizacion abunda, las leyes parrecen ser las mismas que las de la jungla, y los problemas se resuelven a balazos. La violencia, las drogas y todo lo que rechazo la sociedad carioca se encuentra alli: es el espacio donde se resuelve lo que no se quiere resolver en Ipanema o en Leblon.
Hasta ahi, dentro de la realidad latinoamericana, todo normal. La exclusion en este continente y en esta sociedad clasista es el pan de cada dia. Sin embargo, lo que a mi mas me sorprende, mas alla de la 'guetoizacion' de Rio es la forma en que las dos ciudades que la componen se relacionan.
La gente camina por las calles cariocas ignorando una realidad que grita encima de ellos. La sordera y la ceguera parecen ser las condiciones para llevar una vida ‘normal’, para no tener que arrepentirse, para no tener que actuar.
Sin embargo, el pobre, que vive en el morro, tiene una vista privilegiada sobre el Rio de la postal. Se despierta por las mananas, se asoma por su ventana, contempla la ciudad, y lo unico que ve es injusticia. Si los transeuntes desprevenidos de Ipanema, Gavea o Leblon prefieren ignorar a los ‘de arriba’, a estos le queda imposible no ver los lujos de los que se olvidaron de ellos.
La bipolaridad de cada ser humano se encuentra tambien en Rio. Existe una lucha interna por guardar la ciudad racional, no queriendo integrar el inconsciente que busca grietas para asomarse. Horrorizada de si misma, Rio intenta esconder su ‘otra parte’, destacando sus playas y edificios lujosos, por encima de la violencia y miseria desgarradora. Freud decia que el inconsciente solo se asomaba en los lapsus, en los actos fallidos y en los suenos. De la misma forma, la favela se despierta, como un nido de hormigas en el infierno, cuando el resto del Rio duerme, y los morros poblados de pobreza, insoportables lapsus, siguen reproduciendose. Lejos de aceptar el sometimiendo a esta fuerza oscura, Freud siempre propuso la necesidad de reapropiarse el inconsciente. Volverse consciente, decia, significa liberarse. Rio, para cuando?